Mi mamá tiene una característica que yo admiro con toda mi alma, ella se goza cualquier plan cuando esta de paseo. Que nos varamos, para ella es parte del plan, que se mojo, parte del plan, que almorzamos maluco, parte del plan, pero además de un buen plan, ella disfruta todo tipo de situaciones en un paseo. Yo me imagino que como los seres humanos aprendemos imitando, pues yo seguí su ejemplo, no sé que tan bien pero me aproximo, además me gustan mucho más los planes descomplicados, donde uno probablemente tenga que pasar “trabajos” que los planes cinco estrellas.
Cuando el plan esta tan tenaz para sacarle jugo, pues obvio que me da ofusque, pero después me rió mucho acordándome de la incomodidad y de eso les quiero hablar.
Hace unos tres años entre a trabajar en una empresa que hacia el proceso de inducción en Cali, eran tres semanas y yo, poco amante de la ciudad, venia cada fin de semana a Manizales en bus, salía de la capacitación a las 6 p.m. y arrancaba el viaje. En uno de esas travesías me vine en Expreso Palmira (o alguno de esos, en todo caso en un bus de los grandotes), nótese la palabra “expreso”, yo tenía la idea que esa palabra significaba sin parar hasta el destino, pues ese día me entere que no! Este bendito bus paraba no en cada pueblo, no!, en cada caserío que había de Cali a acá el tipo paro! Yo después de una hora y media de viaje y apenas en Palmira, me pare de mi silla con ínfulas no se de que (en esa época me creía súper importante, ejecutiva de pipiris nais) y me fui para donde la azafata (en ese bus había una señora vestida como azafata y hacia las veces, eso sí, bajen las expectativas a bus) y le dije (obviamente con tono de ejecutiva pipiris nais, los brazos haciendo jarras y cara de revolver): Señorita! Cuando yo compre el tiquete me dijeron que este bus no paraba! – Ahhh pues la informaron mal madre! – Pero como así? Esta parando en todas partes – Si señora a esta hora se para en todas partes, más bien acomódese bien en la silla no sea que se la quiten y le toque irse parada – Yo haciendo gala de lo que mi mamita me había enseñado pues le puse actitud al tema y decidí pensar que el viaje era de 10 horas, así, lo que nos demoráramos era mejor que eso!
Como parábamos en diferentes sitios yo tuve variedad de personas sentadas al lado. Yo soy malísima, pero malísima para hacerme amiga de el del lado, me da mucha pereza! No lo puedo evitar, es que es la misma conversación, Ud. en que trabaja? En donde vive? Que estudio? Con quien vive? Etc. y: uno, a mí que me importa, y dos, a la persona del lado que le importa ….
Bueno entonces yo vi pasar dos o tres personas por la silla del lado hasta que llego nuestra protagonista, era una señora entre 70 y 80 años que se montó al bus con otro señor entre 80 y 90 años, ella estaba cuidando al otro, les toco en sillas aparte, la señora al lado mío y el otro más atrás.
Yo no me sé los nombres de los pueblitos entre Cali y Manizales, ni me se ubicar en la carretera, yo solo sé que salgo de Cali y me vuelvo a ubicar cuando paso por Pereira.
La señora iba para algún pueblo en el valle yo no me acuerdo cual, pero bauticémoslo Salsipuedes para poder contar el cuento. Ella se sentó al lado mío. La señora era bien alimentadita entonces quedábamos estrechongas en el puesto, pero yo me reacomode y listo! Ella empezó: Ya llegamos a Salsipuedes? – Señora que pena pero yo sinceramente no conozco los pueblos del Valle entonces no le puedo ayudar – A los 5 minutos - Ya llegamos a Salsipuedes? – Señora es que yo no sé dónde vamos, yo le dije que no conocía el Valle entonces no se – A los diez minutos - Ya llegamos a Salsipuedes? – Yo a punto de estrangularla y respirando profundo, aplicando la Ley del Karma (aquella que dice que todo se devuelve) le conteste: No señora todavía falta mucho – Yo complementando la respuesta y previniendo una futura estrangulación decidí hacerme la dormida, entonces cada vez que ella me miraba yo cerraba los ojos y me quedaba estatua, esto sirvió hasta que la vi contorsionándose en la silla con las manitos metidas por detrás de la blusa como tratando de hacer algo que no era capaz. Yo, muerta del pesar (estaba muy viejita!) decidí, muy a mi pesar, preguntarle que le pasaba y ella contestó: Se me desabrocho el brasier, me puede ayudar por favor?. Ella estaba desesperada y no era capaz de hacerlo sola, yo fui incapaz de negarme, entonces, respire profundo y me lance con mis manitas a buscar las tiras del bendito brasier.
Yo no anticipe que la señora tenia buena cantidad de cuerpo y que a esa edad eso cae en capas en la espalda, entonces la búsqueda era entre las capas, nada agradable por cierto … hice tres intentos hasta que mi tolerancia al gordo ajeno me gano y le dije: Hagamos una cosa, Ud. Busca las tiras y yo se lo abrocho – Ella me dijo que listo! Entonces busco las tiras y me las puso en las manos, yo en este punto ya me quería morir, un gordito por aquí, un sudorcito por allá, en todo caso nada que yo quisiera tocar. Le abroche esta vaina y la señora me quería dar pico de agradecimiento, para mí ya habíamos tenido más intimidad de la necesaria entonces me hice la loca y otra vez a hacerme la dormida.
Gracias a Dios llegamos a Salsipuedes y se bajaron, pero a los cinco minutos se monto un señor y se sentó a mi lado, me saludo y oh sorpresa, era mueco, yo decidí venirme meditando desde donde estábamos y seguir pensando que todo lo que pase en un viaje: es parte del paseo!!!