lunes, 29 de julio de 2019

UNA PIJAMITA


En estos días me invitaron a un paseo en una finca, no como los de antes donde usted solo comía arroz chino para tener plata pa’l trago. Era un paseo con todas las de la ley! La celebración de una pareja amiga de cumpleaños y nosotros éramos los únicos invitados por fuera de la familia.

El paseo era en una finca hermosa cerca de Manizales. La familia es de esas familias 10. Papá, mamá e hijas y maridos. Las fiestas allá son buenísimas, yo doy lora como nunca y ellos me siguen queriendo.

Hay que aclarar para quien no conozca las señoras manizaleñas, es que somos muy, muy, muy pinchadas y vivimos punta en blanco a toda hora. Algunas mas que otras, pero aplica para la población en general. Usted nunca, entiéndase bien, nunca encontrara un domingo en la mañana nadie desarreglado en el supermercado o en la misa. Ni siquiera para un paseo nos vamos mal vestidos. Es un tema de ciudad.

Llegamos al paseo el sábado a medio día para el almuerzo y desde ahí sacaron el vinito. Obvio yo a las 6 pm ya estaba más que lista. Estuvimos toda la tarde en la piscina, así que uno a uno se fue saliendo y en el momento que yo me iba a salir llego la mamá de la casa (que es una señora hermosísima) después de haberse cambiado y yo grite desde la piscina: - Ay nooooo pero porque te empijamaste???? Apenas son las 6! – y ella me contesto: -Ay, como así? Esto no es una pijama es un vestidito-“. Paso seguido yo me quería ahogar, el bendito chiro ese, era un “conjunto” estampado de camisa manga corta y pantalón capri (para los hombres un pantalón ni cortico ni largo), en mi defensa tenía más pinta de pijama que la que yo había llevado.

Las hijas que estaban igual de compuesticas a mi (por aquello de los vinos), tratando de mejorar la cosa, empezaron a mostrarme que el “conjunto” de la mamá tenia la torre Eiffel, el Big Ben y el resto de símbolos de Europa, por lo tanto era un “conjunto” muy apropiado para la ocasión. Yo no tenía como salirme de semejante embarrada tan malparida. Yo simplemente asumí con altura mi embarrada, le pedí mil disculpas y seguí mi fiesta, porque que mas iba a hacer.

Lo que si me causo duda es que ella el domingo por la mañana seguía con el mismo “conjunto”.